sábado, 19 de junio de 2010

Compartiendo sentidos y otredades...


Por Majo Millán y andante.
¿ Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa

hasta la última esperanza?

Alejandra Pizarnik


Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.

César Vallejo


Ciudades con desiertos en los hombros...

Las dunas van cambiando de momento,

un hombre dándose la espalda en una esquina arrollada por espejos,

mientras baila un tango…

Se transforman en pueblos, o recónditos lugares de alguna lejana galaxia,

donde el viento toca un tango...

Y si ese paso se atora en la raíz de una mesa hecha de brazos,
los pueblos sabrán de qué olor es el corazón de sus gritos...

Olor a café colado en la piel de las afro-indo americanas

que poblaron estas latitudes de hombres de maíz...

Dónde aún caminan sus puños en lo alto del pensamiento que derriba muros y,

estatuas, convirtiéndolas en historia...

Historias... escritas con sudor y sangre, lágrimas, besos, y una eterna esperanza.

Y ese punto y final que indica una pausa en el camino,

no es un detenerse sino tomar el aire con que andaremos el mañana...

Todo se transforma, vuelve al origen, el tiempo no existe cuando de cambios se trata,

cuando de nacimientos se habla.


La metamorfosis nos dejo la contradicción en el aliento y con ella tomamos la palabra del vacío...

Bendito sea el vacío que amerita ser llenado…

Y sin embargo se pregunta en medio de su ausencia, de qué quiere ser llenado,

sus palabras lo llenan y perforan su vacío, es un vacío incorpóreo

que lleva por nombre cualquier significante.

Poseído por la mar de las palabras, por metáforas e imágenes que le aseguran la inmortalidad.

No somos los mismos que seremos, no somos lo que dejamos de ser,

para no ser siendo lo que ya no somos...

Sólo somos...


Reflejo,

luz que entra por la retina, y hace sinapsis acompañando la nota final del tango...

Ilumina toda la ciudad y el desierto que ésta carga en sus hombros…

Entonces la espera es un juego de azares réprobos ocultos en cualquier calle que la nombre...

Todas las calles, y todos los rincones desde el sentir de la ausencia,

ya comienza la existencia,

mientras va expandiéndose el sentido creador de mundos arrulladores de deseos y utopías...

Utopías...

Esperanzadoras utopías.