Ubicada allí,
se encuentra ella, filosofando en un rincón oculto;
la luz tenue impide observar la brillantez de sus labios.
Su larga cabellera,
oscura como mi alma ansiosa por quemarme en sus caderas,
sus senos esculpidos por un Donatello...
Capaz de seducirte con una mirada,
envolviéndote en un mar de cavilaciones,
que giran en torno a hacerle el amor,
con su sola sonrisa...
la palabra orgasmo queda sumergida en la muerte.
Allí están ellos tratando de entenderse,
comunicándose a través de los ojos,
del olor de sus labios,
la colorida sonoridad que emana su entrepierna,
y un lago de sudor que acelera las palpitaciones de nuestros órganos...
Allí está el, cavilando con su otra belleza,
bailando bossa,
embriagados con caipirinha,
hablando de Caetano veloso,
del Cristo Redentor,
de las favelas,
de copacabana,
de Lula Da Silva,
en fín, perdido en Tí...
Mi Otra Belleza.
se encuentra ella, filosofando en un rincón oculto;
la luz tenue impide observar la brillantez de sus labios.
Su larga cabellera,
oscura como mi alma ansiosa por quemarme en sus caderas,
sus senos esculpidos por un Donatello...
Capaz de seducirte con una mirada,
envolviéndote en un mar de cavilaciones,
que giran en torno a hacerle el amor,
con su sola sonrisa...
la palabra orgasmo queda sumergida en la muerte.
Allí están ellos tratando de entenderse,
comunicándose a través de los ojos,
del olor de sus labios,
la colorida sonoridad que emana su entrepierna,
y un lago de sudor que acelera las palpitaciones de nuestros órganos...
Allí está el, cavilando con su otra belleza,
bailando bossa,
embriagados con caipirinha,
hablando de Caetano veloso,
del Cristo Redentor,
de las favelas,
de copacabana,
de Lula Da Silva,
en fín, perdido en Tí...
Mi Otra Belleza.
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