Tus ojos,
son el reflejo del alma
de un dios que hace mucho creaste,
Tus manos,
son la seda con la que cada árbol,
en el despertar del alba desea sentir,
Tus labios,
son el reposo de rocíos aromáticos
que descansan en tus senos;
ésos que tienen la proporción de dos Orquídeas,
que esperan el insulto de mis caricias...
Dé jame escuchar,
las notas suaves de tus palabras,
acompañarlas con los graves de un Saxo,
que anhela impregnarse
con tus huellas...
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