domingo, 26 de febrero de 2012

Pan, ruido y violín...

Esta ciudad es violenta.
Tu sonrisa me sirve de horizonte.
Tus palabras brindan dulce acalorado.

¿Qué hago sin bailar la música, las patillas que nacen de tu
vientre, en un lugar donde arrastro el significante del tiempo?

Las hojillas
de
mi
mirada
no
quieren 
herirte.
Soy ciruela pasa eyaculante de verdes violines.
Eres nitidez floral aguijoneante.
Mi calma
sale a 
ver el sol
y cae
la noche.
La mañana me esconde sus secretos en tu ser.

martes, 7 de febrero de 2012

Descubriéndote


Te escribo esta carta porque sé que la vida, también está hecha de palabras. Y porque aunque mis silencios asomen en tus ventanas dudas y frenos, los silbidos de tu presencia impregnan la estancia austera que te brindo.
Lo que soy, se encuentra en constante significación ante tu fémina esencia, rebelde, constructora, ésa que sabe dar en el momento justo las flores necesarias para saber...
Tu que presentas tu risa ante mi admiración, como puño que nace para estremecer  los nidos del olvido.
Tu que cruzas la sábana dejando en el aliento un vino suntuoso.
Tu que abres el sol en tus senos hacia la famélica contradicción de mi humanidad.
Esta vez te diré muy cortamente, lo que en pocos minutos me haces estallar en esa intangibilidad llamada alma.