miércoles, 24 de noviembre de 2010

Culpable de sí mismo...


Fue presa de una locura la cual no había nacido, era la misma que anteayer le helaba los huesos.

Ese día, Dios no quiso asistir al nacimiento del verbo, quedo e inerme, pasó sus siete días observando cómo los poetas construían el mundo, y él, altivo y distante de lo humano como siempre solía ser, fue transformado en gloria por los hombres, sin saber que la misma, era una estatua donde acudían a cagar ciertos significantes...