Renacer...

Y sopla la pluma,
que no es más que el fuego que se quiere alejar,


aún el fuego se resigna a extinguirse,
porque quiere mezclar su llama
con el ácido de la terquedad y la indesición,



pero el trata de extinguir mi fuego,
y dejarlo solo como una llama fría,
ante tu ácido temeroso...


La llama,
ya se encuentra en otros cuerpos,
en otros ojos,
en otros labios,
en otras manos,
que ansían,
que ahnelan,
que darían un escondite misterioso en sus cuerpos,
para quemarse con esa llama...

Adiós Milonguero.

Se apaga el cigarrillo,
y solo queda un sorbo,
los últimos arpegios de un Margot que fallaba,
que sigue insinuando a que se repita,
y el piano acelerando el tiempo,
de esta mañana marchita.

El violín que cambia el ritmo constante del humo,
esparciendo notas,
esparciendo lágrimas,
que van vaciando las copas.

Un LP tras otro se van dejando escuchar,
los lamentos milongeros;
la pista se haya sola,
el cenicero hasta reventar,
y las últimas gotas de vino no ansían acabar.

En una tarde...

De bossa,

escribiendo en una tarde de notas,
escribiendo en una tarde,
donde eres la rosa.

Dejándome llevar por las trompetas,
por el bajo que desgarra mi corazón,
con melodía,
con sintonía,
con pasión...

Que pasa por las calles olvidadas de nuestras andanzas,
recorre nuestros desiertos lejanos,
se alojan en versos profanos,
para soñarte en mi casa.

Escribiendo en una tarde de copas,
no hay más que una porque no estás,
para despojarnos de nuestra ropa,
en nuestro azar,
amor,
y demás.

Escribiendo en una tarde de jazz,
con el corazón acelerado,
con todo ese amor guardado,
que se convierte en fugaz.

Sigo tocando el piano,
en mis andanzas errantes,
en nuestro placer punzante,
donde voy siempre a tu lado.

No te detengas.

No me detengas al mirarte,

no detengas la angustia de mis brazos
por querer arroparte,

no me detengas en el aire de tus recuerdos,
para dejarme caer en el abismo de las lágrimas,

no detengas min manos bruscas
por querer tocarte,

no me detengas en la puerta de tu pecho,
para que sólo observe la lluvia,

no detengas mis labios
cuando en su búsqueda te encuentren,

no me detengas sobre tu piel,
como solo una gota que se seca,

no detengas mi amor,
encajonado como el juguete de un niño,

no me detengas
al querer soñarte,

no te asustes,
no dudes,
no te detengas al querer amarme...

Tal vez una calle me diga que te he olvidado,

tal vez el mar me diga que aún te recuerdo,

tal vez tu sueño se une al mío,

y me dejo acariciar como las piedras por el río,

tal vez emigro como las aves a otro lugar,

tal vez toco tu piel y sienta el frío,

tal vez no seas tú a quien debo amar,

tal vez te lo doy todo y no lo necesitas,

tal vez el león se vuelve fénix suelta una lágrima y resucita,

tal vez al mirarme sientes que la esperanza derramo,

tal vez al mirarte siento que las dudas derramas,

tal vez te haga falta un orgasmo que te haga recordar que me amas...

Recuerdos

Recuerdos de una calle del pasado,

dónde el olvido se convirtió en memoria,

dónde los pasos andados,

han sido borrados por la historia.

Recuerdos de una calle del presente,
dónde el olvido se convierte en risa,
dónde el asfalto es el ambiente,
y al recordarla siento su brisa.

Recuerdos de una calle futura,

dónde en mis andanzas aparece ella,

dónde se entrega y ama porque está segura,

dónde no hay más que luna y estrellas.