jueves, 29 de enero de 2009

Atardecer


Te he podido observar bajo este mirar sombrío,
entre una luz tenue, 
en una de tantas calles,
donde tu cuerpo se unió al mío.

He tratado de encontrar aquella sonrisa,
entre una mañana triste,
y entre noches de paciencia,
recordar aquel café,
que marcó nuestra existencia,
pero enciendo un cigarrillo,
y muy lejos ya te fuiste.

Regresaré ya muy viejo,
esta ciudad será otra,
mis lágrimas serán hojas,
de este amor de mil andares,
y en medio de caminares,
andarás con un pendejo.



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